La visita a flores, Petén está acompañada de una relajante vista del lago o un acercamiento a las famosas ruinas de Tikal. Pero los amantes del ecoturismo la isla es además, el punto de partida para diferentes encuentros naturales.
El lago Petén Itzá está subiendo paulatinamente de nivel porque recibe más agua de la que se evapora. Las puestas del sol en el lago son espectaculares por el color que toma el cielo y el momento del día en que parece detenerse el tiempo sobre la isla.
La ciudad no es el paraíso para los que intentar escapar de las grandes aglomeraciones, ya que tiene una afluencia constante de visitantes. Sin embargo, las mejores horas para gozar un paseo por el pueblo son las del mediodía, durante las cuales las calles se mantienen silenciosas. Su avenida principal se forma a tráves de su costa insular, mientras que las que se atraviesan diametralmente llevan hasta el parque central, donde se ubica la blanca y bonita iglesia en el punto más elevado.
Para acudir a los sitios más alejados hay que pactar el precio con los cayucos motorizados. Un lugar cercano es el Petencito, que cuenta con un pequeño zoológico. Otra atracción son las grutas de Actún-Can o Cueva de la serpiente en donde se puede apreciar estalactitas y estalagmitas que con el tiempo han adquirido diversas formas.
El Biotopo se encuentra casi en el ángulo nordeste del Lago Petén Itzá, para llegar por tierra, hay que pasar por el remate, un lugar ideal para mochileros. Este punto de paso, a dos kilómetros de Cerro Cahuí, tiene alojamientos baratos y permite vivir en contacto con la naturaleza. Siempre queda la opción de resguardarse en las diferentes comodidades que ofrecen a sus alrededores.
La isla de Flores en Guatemala con sus simpáticas calles y callejones bajo las cuáles se encuentran restos de la antigua Tayasal, su plaza central con algunas estelas mayas, merecen ser visitados. Luego puede disfrutar de una tranquila caminata o tomarse un aperitivo apreciando el atardecer a la orilla del lago.
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