El agua mineral es aquella que se obtiene de manantiales naturales o creados por el ser humano. Se caracteriza por su pureza original, tanto química como microbiológica.
Su origen subterráneo le confiere minerales, oligoelementos y otros componentes con efectos sobre el cuerpo humano, además de que nos garantiza protección frente a la polución química.
En 1969 la Organización Mundial de la Salud (OMS) admitió como agua mineral natural toda agua no contaminada bacteriológicamente que procedente de una fuente subterránea natural o perforada, contiene una determinada mineralización y puede inducir efectos favorables para la salud, debiendo estar así reconocido por la autoridad pertinente del país de origen.
Su embotellamiento debe producirse en su lugar de origen y el agua debe estar libre de microbios patógenos sin que se le aplique ningún tratamiento.
Existen muchos tipos de agua mineral, según la presencia y cantidad de ciertos elementos en su composición, como el sodio, calcio, cloruro, magnesio, etc.
En la etiqueta de cada botella de agua mineral puedes encontrar toda la información necesaria para saber cuál te conviene, ya que existen desde el agua hiposódica diuréticas (para los que tiene hipertensión arterial y/o afecciones renales), hasta el agua mineral ferrugonosa, agua fluorada o agua magnésica, entre otras.
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